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Tortas de San Antón y de San Sebastián en los municipios de Almería

'Para San Antón, las cinco con sol; y para San Sebastián, una hora más'. Tras las Navidades, llega el mes de enero, en el cual se rinde honores y pleitesías a San Antón y a San Sebastián. Es una época en la que se combina el invierno con días de más luz, las primeras hierbas en el campo que contrasta con las vides peladas a la espera de otro ciclo del vino.

Con la llegada del mes de enero, un buen número de municipios almerienses se engalanan y visten de fiesta para festejar a dos Santos, Antón y Sebastián. De norte a sur y de este a oeste, se realizan diferentes ‘rituales’ cuyos inicios, en la mayoría de los casos, hay que buscarlos varios cientos de años atrás.

Como manda la tradición, la noche del 16 de enero, en numerosos rincones de Almería, se amontonará leña y maderas viejas que arderán como homenaje al santo protector de los animales. Sin duda una excusa para reunirse y pasar un buen rato al calor de las llamas y con el sabor de ricos embutidos y vinos.

En estas fechas, de mucho frío, no pueden faltar las tortas de sartén. Para elaborarlas, hay que echar harina tamizada en un volcán y añadir la levadura desmigada. Luego hay que añadir el aceite, la sal y el agua hasta conseguir una masa homogénea, elástica y sin grupos. Se coloca nuevamente en un bol y se deja levar un buen rato, una o dos horas. Al pasar ese tiempo hay que poner a calentar aceite en una sartén grande y honda antes de pasar un rodillo y darle forma al gusto. Luego freimos por las dos caras hasta que salgan pompas y se infle. Por último las dejamos en papel de cocina para que absorba el exceso de aceita y listo para comer. Quién quiera, además, puede echarle azúcar por encima. Con un bien chocolate caliente, serán un manjar para combatir estos días invernales de tanto frío.

Por ejemplo en Padules, y tras la suelta de la ‘marranica’ por las calles del pueblo, para que algún valiente la pueda apresar, las llamas del 'chisco’ de la plaza calientan el frio ambiente de la noche alpujarreña, mientras que los vecinos dan, como cada año, buena cuenta de exquisitas viandas y ricos zurraches. Por cierto, en este pueblo y como fin de fiestas, el zurrache se somete a juicio de los mayores del lugar, que decidirán quién es el mejor productor de vino casero.

Los más jóvenes de El Ejido son los encargados de prender la gran hoguera que los miembros de la Asociación Ajusa organizan en la explanada de San Agustín. Allí se reúne todo el municipio para quitarse el frío y revivir la tradición, mientras que en Dalías, los vecinos compiten para comprobar qué barrio monta la mejor hoguera, la más grande y la más duradera. Es la fiesta de los San Antones que saca a los dalienses a las calles de su pueblo, para que al calor de la lumbre disfruten de una excelente velada comiendo longaniza, morcilla y patatas y por supuesto animándose con algún que otro baile.

En Fiñana, San Antón pasea por sus calles como inicio de unas fiestas que culminan el día 20 cuando cientos de miles de cohetes iluminan la noche anunciando la salida de otro santo, San Sebastián. La imagen del Mártir, visita cada uno de los hogares fiñaneros, y los vecinos lo celebran con rosas (palomitas de maíz), zaramandoña, dulces caseros y buen mosto.

La tradición, en los últimos años rescatada, manda que Moros y Cristianos batallen en las calles de Gérgal por la imagen de San Sebastián. Durante el fin de semana se suceden las escenificaciones y pasacalles de las tropas. Y terminadas las batallas, todos, visitantes y vecinos, a comer buñuelos para despedir las celebraciones.

En Gádor, San Sebastián sabe a migas, las que se cocinan para amenizar gastronómicamente un fantástico día de campo en el que no faltan cucañas, juegos infantiles y verbenas. Mientras, en Cantoria y Olula del Río, las carretillas se apoderan del paisaje al caer la noche. Los vecinos se protegen con ropajes especiales y el olor a pólvora inunda la comarca.

La procesión de San Sebastián en Lubrín, es conocida como la ‘Fiesta del Pan’. Al paso del santo, le llueven roscas y panes desde los balcones. Una tradición centenaria que cada año congrega a más visitantes.

A estas celebraciones hay que sumar las que tienen como escenario Cóbdar, Abla, Fondón, Níjar o Lúcar. Una muestra de la riqueza cultural y gastronómica de la provincia de Almería que se pone de manifiesto en San Antón y San Sebastián.

Desde Sabores Almería os ayudamos a que paséis estas fiestas de la mejor forma posible. Con un buen café de Cofesa o de Salvador, unas buenas roscas o roscos fritos de Productos Pichote e incluso los mantecados, para los que aún anhelan las recién concluidas Navidades, de Mantecados de Laujar.

Hay que recordar que las empresas de la marca ‘Sabores Almería’ constituyen un sello distintivo de la excelencia gourmet de la tierra del Indalo, un inconfundible referente de calidad que se percibe en cada uno de los productos que se exponen a continuación.