Cuando amanece en los días dorados del verano y el viento de levante se acalla, el mar revela un secreto milenario. En la quietud de sus aguas, al compás del sol y la luna, nace una delgada capa de sal, como un velo de escarcha que flota entre luz y silencio. Es entonces cuando nuestros salicultores, herederos de un arte antiguo, entran en escena con sus palas, recolectando con delicadeza y una técnica milenaria esos cristales efímeros que el mar les regala.
El sol los acaricia, la brisa los envuelve, y juntos completan un secado natural que transforma lo frágil en excepcional. Así surge nuestra Flor de Sal: cristalina, crujiente y pura, nacida de las aguas cristalinas de las Salinas de Cabo de Gata. No es solo un condimento, es el alma del mar convertida en joya, buscada por los grandes cocineros para dar el toque final a sus creaciones.
Más que un producto, es un tributo a la naturaleza y al saber ancestral. Sin prisas, sin artificios. Tan solo sal, sol, viento… y el respeto profundo por una tradición que convierte lo invisible en extraordinario.
Ofrecemos una sal gourmet de origen natural, recogida a mano en las salinas del Parque Natural de Cabo de Gata. Su textura crujiente, blancura pura y cristales irregulares la convierten en la flor de las sales. Ideal para realzar sabores en platos fríos o calientes, desde verduras y pescados hasta postres. Más que un condimento: una experiencia sensorial que aporta elegancia y respeto por la tradición salinera.